CASAS RURALES EN ALBACETE, CASTILLA LA MANCHA
Turismo rural en Albacete – La Manchuela- CASTILLA LA MANCHA
Se encuentra al este de Castilla la Mancha comprende buena parte del norte de la provincia de Albacete y el sur de la de Cuenca . Toda esta comarca está enmarcada al Norte por la Serranía conquense, al Sur por los llanos de La Manchuela , Montearagón, al Oeste por La Mancha central, y finalmente al Este por la parte castellana de la provincia de Valencia, límite que viene marcado por el río Cabriel
Un poco de su Historia:
Se trata de un lugar de antiquísimo poblamiento. Los íberos fueron los primeros habitantes de estas tierras como demuestran importantes yacimientos que hoy en día podemos contemplar en diferentes museos nacionales (el tesoro de Abengibre, compuesto por varios platos de plata se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional,o el caballo enjaezado de Casas de Juan Núñez en el Museo Arqueológico de Albacete). De la época romana aún se encuentran un mayor número de yacimientos ya que no hay rincón de toda esta comarca estudiada que no posea restos (mosaicos y un puente romano en Tarazona, termas en Fuentealbilla, restos de cerámica y vidrio en Madrigueras, etc.) incluso alguna de las localidades se corresponden con ciudades romanas, o las importantes ruinas de Valeria, no muy lejos de aquí se encuentran Saltigi, Libisosa, o Segóbriga. Todo este terreno se encontraba atravesado por infinidad de rutas comerciales romanas.
Durante los siglos XVI-XVIII es cuando estos pueblos comienzan a obtener el título de villas y con la independencia lograda se alcanza un auge económico que produce la proliferación de la mayoría de los monumentos que hoy en día podemos ver.
Los últimos episodios que se viven en estas tierras hasta la fecha de hoy son referentes a diversas batallas durante las Guerras Carlistas, y la Invasión Napoleónica en el siglo XIX, así como el hecho de que durante la Guerra Civil varias de estas localidades fueron sede de las Brigadas Internacionales (Tarazona de la Mancha, Madrigueras, etc.).
Pueblos y gentes.
Tierra de gran riqueza paisajística y monumental, los pueblos de la zona se corresponden en la mayoría de los casos a la fisonomía típica de población manchega: conjuntos de casas agrupadas en torno a la plaza y a la iglesia del pueblo.
La vivienda tradicional es de tapial (barro prensado) y se componía alrededor de un patio central al que daban todas las dependencias de la casa, y el acceso a las dependencias de los animales. En la primera planta estaba situada el almacén, llamado por estos pueblos cámara, en donde se guardaban los productos del campo.
Las gentes de estos pueblos son tranquilos, acostumbrados a llevar bastante vida social por lo que tienen un carácter abierto y alegre que inunda todas las festividades que se celebran durante el año, en especial los días de las fiestas patronales.
La base económica de todos estos pueblos sigue siendo hoy en día el sector primario, es decir, la agricultura y la ganadería. En la agricultura coexisten tanto el cultivo de secano (cereal, vid, girasol, etc.) junto con el regadío en el que se cultiva todo tipo de producto hortícola como el tomate, la cebolla, la patata, el maíz, etc. Con el tiempo se han ido introduciendo otros cultivos como el champiñón. En ganadería son el porcino y el ovino los dos más importantes.
Patrimonio
Es muy numeroso el patrimonio monumental y arquitectónico de los pueblos de toda esta zona. Muchos tienen importantes restos de época romana , otros conservan un importante patrimonio árabe (las murallas almohades de Jorquera), y sobre todo, monumentos medievales Alcalá del Júcar, Ves,etc.
Muchas pueblos conservan un importante patrimonio tanto civil (casonas de los siglos XVI-XVIII) como religioso iglesias, conventos santuarios, muchos son también los castillos que salpican toda la zona (Alarcón, Carcelén, Villa de Ves, Jorquera o Alcalá del Júcar)
Es por tanto una zona en la que rara es la localidad en la que no merece la pena pararse para admirar algunos de sus monumentos que en muchos casos se ven realzados por el entorno natural en el que se encuentran, este es el caso de Alcalá del Júcar, Jorquera , pueblos situados en roquedales rodeados por el río Júcar que hace de foso natural alrededor de sus murallas y castillos.
Naturaleza
Estamos en La Manchuela, por lo que el paisaje predominante es la llanura ondulante cubierta de cultivos y pinares. Los dos ríos que caracterizan esta comarca (Júcar y Cabriel) han labrado con el paso del tiempo un entorno natural de gran belleza, dando lugar a una variante climática algo más húmeda.
El Júcar ha formado un espectacular foso de abrupto relieve conocido como la Hoz del Júcar en la que los pueblos se han adaptado a la orografía, colocándose sobre los estratos (Jorquera), bajo ellos (La Recueja, Cubas) o encaramándose a ellos Alcalá del Júcar y su pequeña aldea Tolosa.
La Hoz del Cabriel también está formada por farallones de roca poco erosionable, creando otro cañón que tiene su mejor exponente en el paraje de «Los Cuchillos«, donde las rocas alcanzan su mayor verticalidad y agudeza. Esta zona del río Cabriel ha merecido la denominación de Reserva Natural.
La flora de toda la comarca es de tipo mediterráneo, siendo las plantas y árboles más comunes el romero, el esparto, el chopo, las encinas, nogales, pinos piñoneros, sabinas, almendros, olivos etc.
Entre la fauna merece la pena destacar al jabalí, el lince, la liebre, el conejo, perdices, mochuelos, búhos, lechuzas, cuervos, urracas, cernícalos, torcaces, abubillas, gavilanes, etc.
Ocio y tiempo libre:
Las rutas para los amantes de la naturaleza son múltiples y ofrecen grandes posibilidades; bien para conocer la historia y la oro grafía de La Manchuela y descubrir su flora y fauna, bien para practicar la fotografía o, simplemente, disfrutar de la naturaleza del modo más placentero.
En torno a los ríos Júcar y Cabriel se abre todo un abanico de posibilidades para hacer turismo. Parajes como «El Tranco del Lobo» y «El Molinar» en el Júcar y la central de «El Retorno», «La Terrera«, «Tamayo«, «La Rueda«, «el Molino de Los Batanes» y «Los Cárceles» en el Cabriel, son algunos de los lugares más destacados por su gran belleza paisajística y sus zonas de recreo y baño.
Los aficionados a la pesca pueden disfrutar de esta actividad en ambos ríos. El Cabriel es un río limpio, de aguas poco profundas, rápidas y cristalinas, se presta a todas las modalidades de pesca. Las especies más comunes son la trucha arco iris, el barbo, la lubina e incluso la anguila. Sus aguas están declaradas trucheras a lo largo de todo su recorrido por la comarca. En este río existe un coto intensivo de pesca de trucha denominado «La Terrera» y situado en el paraje de la Presa de El Retorno, en el término municipal de Casas Ibáñez. En él se puede pescar todo el año.
En el Júcar las aguas son más profundas y mansas y predominan especies como la perca americana, el lucio, la carpa, el barbo y los cangrejos, también existen dos cotos de pesca intensivos, uno en el paraje de «Las Mariquillas» en el término municipal de Valdeganga, y otro en «Alcozarejos», pedanía ribereña perteneciente al municipio de Jorquera.
Los itinerarios en La Manchuela son múltiples en ambas vertientes, sin embargo, proponemos tres interesantes rutas para ocupar el tiempo libre:
LA LLANURA MANCHUELA
Podemos hacer un particular recorrido por once pueblos salpicados de curiosidades y temas de interés. Todos ellos responden al denominador común de una misma arquitectura tradicional, el pueblo agrupado en torno a la iglesia o el ayuntamiento.
Madrigueras encontramos a los últimos artesanos de «romanas», una bonita fachada Ro-cocó en la iglesia parroquial de San Pedro y San Pablo del s. XVIII, templo de grandes proporciones y planta única. El interior es de gran sobriedad y sobre el frontón se encuentra una estatua de San Pedro. También encontramos una destacada industria cuchillera y una concentración de cooperativas y bodegas..
Navas de Jorquera, se pueden ver las reliquias de San Eleuterio y San Liberato, albergadas en su iglesia, o, de camino a Cenizate, al «chozo roscao» una de las más claras muestras de la arquitectura tradicional de La Manchuela.
Cenizate conviene visitar la iglesia parroquial de Nuestra Señora de las Nieves, declarada monumento de interés cultural, en cuyo interior se encuentra un precioso retablo barroco de San Antonio (siglo XVII), con pilastras de formas humanas y realizado en madera tallada y policromada, colocado en el altar mayor tras su restauración, además unos frescos pertenecientes a la pintura ornamental mediterránea de los siglos XVIII y XIX, y dos óleos sobre madera del XVII: Crucifixión (único resto conservado del antiguo retablo mayor de la iglesia) y el Retablo de San Martín, retablo mayor de la iglesia) y el Retablo de San Martín.
Villamalea .que cuenta como obras más importantes la iglesia barroca de la Anunciación y la ermita de la Concepción del mismo período, con artesonado y coloristas pinturas murales y desde donde parten las diferentes rutas que podemos hacer por las hoces del Cabriel.
El Herrumblar ya en la provincia de Cuenca, el último pueblo de la comarca cercano al Cabriel. Como lugar de interés natural destaca el paraje de Mortanchinos.
Fuentealbilla se encuentra la llamada Cueva del Niño, de interés espeleológico, y el llamado «Galayo», cazadero prehistórico. Del mismo modo se han encontrado yacimientos de origen ibérico. Es una población de antiguos orígenes, destaca desde el punto de vista arqueológico por una construcción romana del s. III conocida como Fuente Grande o Fuente de la Mora. Merece la pena visitar su iglesia parroquial de Santiago, barroca del s. XVII, con un aire exterior levantino. En la plaza se conserva una fuente del s. XVIII. Existen unas importantes salinas que fueron muy explotadas durante la Edad Media y Felipe II se la cambió a la familia propietaria por el señorío de la villa de Alpera en siglo XV. El pueblo surgió en torno a un nacimiento de agua salada y un «caput aquae» o distribuidor de agua, también de origen romano.
Golosalvo en este pueblo está ubicada la iglesia parroquial de San Jorge (siglo XVIII) donde se conserva la única estatua ecuestre de Salzillo, un San Simeón del mismo autor y una Virgen del Rosario barroca.
Mahora nos traslada a un mundo pretérito cargado de esplendor durante los siglos XVII y XVIII, donde se entremezclan los más diversos estilos: gótico, renacimiento, rococó. Destacan la parroquia de la Asunción, levantada con el patronazgo del Marqués de Villena. Es una construcción del S. XVIII y lo más característico es su torre de planta cuadrada que se remata con un cuerpo octogonal con chapitel y la combinación de estilos desde el gótico al barroco. La sacristía conserva unas grisallas de los SS XVI-XVII, y un crucificado de marfil hispano filipino del S. XVII y un bello Niño Jesús, parte del convento franciscano de la Concepción de Nuestra Señora, en las afueras. Hay numerosas casas nobiliarias con portadas de sillería y labras heráldicas y una casa-palacio con portada y torre de finales del seiscientos.
Abengibre se han hallado importantes restos ibéricos como los platos de plata de Abengibre. Estos fueron hallados en 1934 en el llamado Vallejo de las Viñas, tienen una antigüedad de más 2.500 años y sus inscripciones todavía no están totalmente descifradas. Aunque la vajilla original permanece en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, actualmente hay ocho réplicas de distintos tamaños de los 22 platos que componen la colección expuestas en la Casa de la Cultura de Abengibre.
Casas Ibáñez, eje de toda la comarca de La Manchuela, está la iglesia parroquial; obra barroca del S. XVII y comienzos del XVIII, con sucesivas reformas y que alberga un notable Cristo de marfil. En las afueras se levanta la Ermita de la Virgen de la Cabeza.
Alborea, del árabe Al-Burayat, «la torrecilla», cuyo origen proviene de una torre del S. VIII que fue construida para vigilar la calzada de Chinchilla a Requena; fue una de las aduanas del Señorío de Villena en el camino al reino de Valencia. Su iglesia parroquial de la Natividad, conocida como la Catedral de La Manchuela, es una curiosa construcción iniciada en el S. XVI en estilo gótico, aprovechando una de las paredes de la torre árabe que todavía se conserva, continuada a finales del XVI y ampliada en el XVII. Destaca una capilla lateral decorada con frescos del s. XVIII
UN PASEO POR LOS LUGARES DE INTERES CERCANOS A LA CASA RURAL RIO JUCAR.
En el coche, conduciendo por tierras manchegas . El paisaje es totalmente llano en su mayoría y cuando más confiado vas en la carretera , de repente te encuentras con una brecha en la montañosa que se adentra en la tierra y entonces sabrás que has llegado. Es Alcalá del Júcar . Comienzas a bajar por sus exageradas curvas , que poco a poco te van dejando ver el grandioso territorio y sin querer, quitas el pie del acelerador y te paras en uno de sus miradores para contemplar el paisaje. Quieres mirarlo bien, disfrutarlo. Sus casas pueblan la ladera de las montañas y si es de noche, verlo iluminado resulta impactante. Alcala del Júcar sin duda es uno de los pueblos que hay que visitar cuando se pasa por Albacete. Puedes ir a lo más alto, el Castillo , luego La Iglesia de San Andrés e ir bajando por sus calles empinadas hasta la orilla del río cruzar el puente y bajar a la playa que hace el río Júcar, donde si hace buen tiempo puedes darte un chapuzón. También podemos pasarnos a ver la plaza de toros y las casas cueva , que parecen casas normales pero al fijarnos vemos que las habitaciones son cuevas. Se dice que sirvieron como refugios y al estar hechas con piedra, la temperatura en verano es fresca y en invierno es cálida. La población siempre se ha dedicado a la agricultura y la ganadería y con el paso del tiempo al turismo rural, por ello se han construido restaurantes, hoteles y casas rurales que ofrecen muchas actividades relacionadas con la naturaleza. Una de sus fiestas más conocidas es San Lorenzo , el patrón del pueblo. Se celebra en agosto. Cuando estemos en Alcalá del Júcar, también podemos visitar otros bonitos pueblos de sus alrededores, muchos de los cuales son pequeñas aldeas que no llegan a tener más de treinta habitantes. Os recomendamos que paséis por Jorquera , un municipio que forma un cañón de 200 m de altitud, Casas del Cerro , Villavaliente famoso por sus cucos o Las Eras pero sobre todo no te puedes ir sin visitar Tolosa donde el Júcar se hace grandioso y podemos disfrutar de un maravilloso paisaje . Gracias a sus curvas para acceder y salir del pueblo, Alcalá se convierte en un sitio perfecto para las rutas moteras , ya que durante el recorrido puedes disfrutar constantemente de unas grandes vistas . Además, fue declarado conjunto Histórico-Artístico por Real Decreto en 1982 . Te recomendamos que si tienes unos días libres, visites Alcalá del Júcar y que si quiere te puedes alojar en Casa Rural Río Júcar te sorprenderás .
ALCALÁ DEL JÚCAR (Albacete)
Alcalá del Júcar es una población destacada a partir de la entrada de los árabes en la Península. Éstos levantan una fortaleza de aspecto ciertamente inaccesible, aprovechando un elevado promontorio desde el que se domina el río y todo el entorno. La fortaleza tiene como objetivo proteger las fronteras musulmanas de los reinos cristianos, . Sin embargo, las defensas musulmanas no pueden impedir la entrada, en 1211, de las huestes cristianas, que toman los castillos de Garadén, Jorquera y Alcalá. Un año más tarde, en 1212, la victoria de los reinos cristianos sobre los almohades en la batalla de las Navas de Tolosa significará el declive de éstos .
De este largo y esplendoroso pasado ha quedado un buen puñado de monumentos y riquezas artísticas como La Iglesia de San Andrés, el puente romano, el castillo, o su peculiar plaza de toros.
El Júcar nace en la Serranía de Cuenca y atraviesa La Manchuela, donde crea un agreste paisaje entre las provincias de Cuenca y Albacete. Su cauce atraviesa numerosas zonas de olivos, de robledal y campos de labor hasta formar en la zona de la Manchuela, en la provincia de Albacete, un cañón de gran belleza paisajística e interés geológico, donde la hoz del Júcar nos ofrece un espectacular paisaje Alcalá del Júcar , joya de la región de Castilla la Mancha. Fue declarado conjunto historico artistico y esta considerado como uno de los pueblos más bonitos de España
01 /Frigiliana-02 /Lucainena de las Torres-03/ Mojácar-04/ Pampaneira–
05/ Vejer de la Frontera-06/ Aínsa-07/ Albarracín-08/ Alquézar-09/ Anento-10/ Ansó–
12/ Cantavieja-13/ Puertomingalvo-14/ Rubielos de Mora–
15/ Valderrobles-16/ Tejeda-17/ Bárcena Mayor-18/ Santillana del Mar–
19/ Alcalá del Júcar-20/ Almagro-21/ Valverde de los Arroyos-22/ Ayllón-
23/ Candelario-24/ Frías-25/ La Alberca-26/ Maderuela-27/ Medinaceli–
28/ Mogarraz-29/ Pedraza-30/ Urueña-31/ El Castell de Guadalest–
32/ Morella-33/ Peñiscola-34/ Vilafamés– 35/ Lastres.
Alcalá del Júcar se encuentra en el Nordeste de Albacete. Emplazado en uno de los meandros del río Júcar, dentro de la zona conocida como la Hoz del Júcar. Al norte limita con Casas-Ibáñez, al sur Casas del Cerro. Al este se halla el embalse de El Molinar, al oeste está Jorquera.otros pueblos limitrofes son: Abengibre , Alatoz , Alborea , Carcelén, Casas de Ves , Fuentealbilla y La Recueja .
Dista 45 kilómetros de Albacete. Está compuesto por seis núcleos: Alcalá, Las Eras , Casas del Cerro , La Gila , Zulema y Tolosa . La principal actividad de los habitantes de Alcalá del Júcar es la agricultura y la ganadería y, cada vez más, el turismo rural.
Pueblo construido en el flanco de un acantilado, dibujado por un meandro del río y coronado por un castillo.Son famosas las casas cuevas de Alcalá del Júcar. La ciudad está construida de forma escalonada por la pendiente hasta llegar a las orillas del río. A primera vista, pueden parecer viviendas normales, pero resulta que las fachadas esconden una serie de cuevas, que son las habitaciones de las casas. Son casas que se mantienen frescas en verano y cálidas en invierno.
Alcalá del Júcar disfruta de un clima mediterráneo continental. Se caracteriza por los inviernos largos y fríos y los veranos calurosos y secos. La pluviosidad es escasa
Gastronomía: Platos típicamente manchegos, como la perdiz escabechada, la paletilla de lechal al horno, el cabrito con ajos, el gazpacho manchego, las migas del pastor y el postre típico de Alcalá son las natillas. El vino elaborado cerca de Alcalá del Júcar es recomendable, como muchos otros vinos manchegos.
PLAZA DE TOROS ALCALA DEL JUCAR
Fue estrenada en 1912 y es una de las más antiguas de España, levantada sobre un cerro, con forma irregular y graderío de piedra ,,se cree que pudo ser lucerna paleocristiana, presenta aproximadamente 1000 localidades.
CASTILLO DE ALCALA DEL JUCAR
Los orígenes del castillo se remontan a época musulmana, a finales del siglo XII. Situado en lugar privilegiado, dominando la población, . Se ha reconstruido en varias ocasiones, se cree que el aspecto que hoy presenta es causa de las transformaciones realizadas en época cristiana. El castillo consta de tres plantas, un torreón de forma pentagonal, con dos pequeñas torres de planta circular situadas en los ángulos rectos.
En el exterior se pueden observar restos de antigua muralla de la población.
En 1994 se acondicionó el entorno natural para facilitar la entrada al castillo.
El edificio de aquella fortaleza era de mampostería y tenía dos mazmorras y otros tantos molinos de mano; un puente levadizo, dentro una cisterna para el agua pluvial, y una mina abierta en la misma peña para bajar por agua al río Júcar«. .Se diferencian dos elementos constructivos militares: el recinto de la puebla y el castillo propiamente dicho.
El primero de ellos es igual a un rectángulo, modificados en las guerras carlistas para tiro de fusilería.
En el interior de la meseta, se pueden observar los cimientos de la antigua iglesia. La entrada actual se realiza por un puente fijo, en tiempos remotos sería una pasarela y después puente levadizo, que salva el impresionante foso excavado en la roca, situándose esta entrada al norte de la fortaleza.
La torre del Homenaje, de planta pentagonal, tiene dos borjes contrafuertes en la zona sur, la que daría a la población la más vulnerable a un ataque de tropas.
El ingreso a este recinto fortificado se accede a los adarves y de aquí a la torre del Homenaje.
Actualmente se realiza por un puente de piedra que vuela sobre el pequeño patio de armas; pero en la antigüedad se haría por un puente levadizo, como atestiguan los dos mechinales por los cuales pasarían las cadenas que izarían el puente.
Esta torre tiene tres plantas más el terrado, en la baja se puede observar la almagra del aljibe a las otras se accede por medio de escaleras de caracol
El río Júcar forzó en distintas fechas su restauración, la más reciente en 1.990, sustituyendo la albardilla deteriorada por la erosión y pavimentación a base de piedra natural de Alcalá, por los talleres de albañilería y cantería de la Escuela Taller I.
En 1994, con el proyecto II de Escuela Taller de Alcalá del Júcar, se acondicionó el entorno natural, mejorando la entrada del Castillo.
IGLESIA DE SAN ANDRES.
Parroquia de San Andrés (siglo XVI al siglo XVIII) Y responde a distintos estilos con pórtico de entrada neoclásico.Su bóveda es del gótico tardío y el crucero posee una cúpula barroca. La torre, es de estilo academicista.
PUENTE ROMANO
Puente sobre el río Júcar romano y reconstruido en el siglo XVIII.Este puente fue de una gran importancia en los siglos XIV y XV, ya que era lugar de paso obligado del Camino Real de Castilla a Levante, convirtiéndose así en aduana
TOLOSA
Una vez que hemos partido de Alcalá del Júcar, nos dirigimos por el margen izquierdo del río en dirección a Tolosa, aquí el Júcar se ensancha y sus aguas circulan tranquilamente por lo que se hace fácilmente navegable, existiendo en la zona empresas que ofrecen cursos de piraguas.
Aquí el camino se hace mas inaccesible para los vehículos pero aún podremos circular unos cuantos km. por los caminos habilitados para las dos antiguas centrales hidroeléctricas hasta llegar al Tranco del Lobo y El Molinar.
Una vez que hemos disfrutado de estos bonitos parajes, volveremos otra vez a Alcalá del Júcar, donde nos desviaremos con dirección a Casas de Ves, contemplaremos por el camino los campos de viñedo y los cucos que son numerosos por esta zona
EL TRANCO DEL LOBO
Antiguo poblado de los trabajadores de hidroelectrica actualmente en ruinas.
EMBALSE EL MOLINAR
HISTORIA DE LA CENTRAL HIDROELÉCTRICA DEL MOLINAR.
Desde tiempo atrás, en efecto, la potencia hidráulica del Júcar venía siendo utilizada por los numerosos molinos y batanes que jalonaban sus orillas A mediados del XIX, Madoz, describe este mismo tramo del Júcar en Alcalá con similares términos: cinco presas para tomar el agua del Júcar, un batán y dos molinos harineros y otro más en los confines con Casas de Ves, el cual tiene una parada con cuatro ruedas y un buen puente de madera.
Muchos de estos artefactos se transformaron en mini centrales hidroeléctricas para abastecer las zonas próximas .
Este fue el caso que nos ocupa. El tramo del río, entre Villa de Ves y Cofrentes, presenta un importante desnivel de más de 400 m. que se vierte en numerosos manantiales. En este tramo existía desde finales de la Edad Media“una casa de molino que tiene dos ruedas, del concejo” y que se había mantenido productiva hasta mediado del XIX, pues es citada por Madoz, con similares términos. La permanencia del ingenio harinero fue el origen del topónimo con que se conocía a este paraje del río: El Molinar y servirá también para denominar a la nueva presa hidroeléctrica que se iba a construir en el lugar, iniciando esta interesante historia de la intervención del hombre sobre la naturaleza.
Como ocurrirá a lo largo de la centuria, en estos procesos de construcción de embalses, el comienzo de la obra supuso la llegada de miles de trabajadores, técnicos, ingenieros, directivos, etc. para los que, en Villa de Ves se construyeron tres poblados. Además, para las labores de peonaje se contrató a muchos campesinos de la tierra, cuyas condiciones de trabajo eran muy duras. Así lo relataba el nieto de uno de estos trabajadores: “Mi abuelo me decía que lo había pasado muy mal en ocasiones; que esos trabajos habían sido muy duros; todo a base de pico y pala, a golpe de maza. Una sardina y pequeño pedazo de pan era el único alimento diario y eso cuando comían porque a veces ni siguiera eso. Trabajaban sin parar […] Se construyeron unos pabellones de caña, cubiertos por un tejadillo para guarecer a la gente que allí malvivía. Eran como una especie de chozas, sin agua ni higiene de ninguna clase. Había también un economato pero a algunos su sueldo no les permitía acercarse a este” . Los directivos e ingenieros se alojaron en casas de los pueblos de la comarca.
Los trabajos previos y el transporte de materiales supusieron las mayores dificultades. Fue preciso abrir carreteras, sendas y caminos, desmontar laderas y disminuir desniveles para poder llegar al fondo de del río. Por el contrario, la construcción de la presa, puramente tal, no planteaba especiales problemas técnicos, en principio, pues se aprovechó la del antiguo molino, solo que fortalecida y recrecida. Peor fueron las obras de perforación de la roca para la construcción de un canal de 4 km. de los que 3 eran subterráneos, abiertos a golpe de barreno. Por eso, barreneros y capataces eran los obreros mejor pagados. Con este canal se conseguía, en esa corta distancia, casi 65m. de desnivel. Además, hubo que construir un depósito de conducción forzada, con sus correspondientes tuberías y compuertas que terminaban en la Casa de Máquinas, un edificio de planta rectangular y tres alturas, de 43 m2. por planta y 11m. de altura. Estas obras complementarias se acabaron en julio de 1909.
Hubo que recurrir a mulos y borricos para explorar sendas y abrir a pico y pala un camino en la margen derecha antes de iniciar, a golpe de barreno, la excavación de los túneles”. Para ello, y como en las obras públicas de antaño, hubo que recurrir a yuntas de bueyes, animal prácticamente desaparecido del campo español desde mediados del siglo XVIII, y ausente de la comarca desde mucho antes, lo que explica que muchos de los contratados fueran expertos en ganado. La infraestructura técnica de transporte era bastante primitiva y, según confiesan algunos familiares de protagonistas de aquella empresa, se reducía a unas carretillas sujetadas por un cabestrante que llevaban las piezas más ligeras.
Camino que conduce a la primera central hidroeléctrica que fundo hiberdrola
Para llegar al punto de partida de este sendero debemos tomar la carretera que baja al embalse, cruzamos por el túnel que hay antes de cruzar sobre la presa, a partir del cual comienza la pista de tierra, y tras subir durante 400 metros, tomaremos la bajada a la izquierda que abandona la senda principal. (Es la entrada a las antiguas casas de El Molinar)
Bajamos 300 metros, dejando a la izquierda el poblado del Molinar, y llegamos a un rellano entre árboles donde dejaremos el coche.
Observaremos la entrada al túnel que tras 6 km. llega a la Central Hidroeléctrica de El Molinar, objeto de esta excursión.
A la izquierda de la entrada al túnel parte el sendero que buscamos.
El sendero nos llevará a lo largo del desfiladero, entre árboles y junto al río. Aunque en algún punto el camino se ha perdido por efecto de las lluvias y la falta de mantenimiento, se trata de una ruta muy agradable, cuyo colorido cambia según la época del año, y que podemos realizar acompañados de niños.
La senda se adentra en el desfiladero hasta llegar, entre cañizos, hasta la central hidroeléctrica que dió por primera vez luz a Madrid allá por el año 1.912?. El edificio, en estado ruinoso, nos sorprende por su tamaño, que da idea de la magnitud de la obra.
Parque Natural de las Hoces del Cabriel
Uno de los espacios naturales más emblemáticos de Castilla la Mancha
caracterizado por su paisaje, flora, fauna,
El parque natural posee una extensión de 31.446 ha, tiene al Río Cabriel como eje natural que delimita las comunidades de Castilla la Mancha y Valencia. Su agua de gran calidad, convierten a este espacio natural en una zona de elevado interés. un alto valor ambiental.
El río Cabriel forma una frontera natural entre la Comunitat Valenciana y Castilla-La Mancha, vía de comunicación más importantes entre la Meseta y el Levante
Este parque ofrece numerosos recursos naturales, podemos destacar:
“El Puente de la Vía”, yacimiento paleontológico en la Venta del Moro,
de una gran riqueza (de hace aproximadamente unos 6 millones de años)
se encuentran mamíferos y plantas fósiles del Mioceno terminal , donde se han encontrado fósiles de elefantes gigantes ,hipopótamos, tigres de diente de sable, antílopes,camellos gigantes etc.
Destaca el puente de Vadocañas, “Hoces del Cabriel”, entre las que destacan “El Rabo de la Sartén”, “la Hoz de Vicente”, y “la Hoz del Purgatorio”
Hay que añadir la formación geológica rocosa de singularidad conocida como
“Los Cuchillos”, crestas verticales de rocas originadas por la erosión de las partes más blandas.
Está denominado como Lugar de Interés Geológico de la provincia de Valencia.
. El valle del Cabriel es el bosque de ribera formado por galerías de chopos,
sauces y tamarits; junto a estos bosques crecen cañas, juncos y carrizo, carrascas,
olivos y robles valencianos.
En el Parque Natural de la Hoces del Cabriel tiene principal interés su fauna;
entre ellas destacan el águila perdicera , el águila real y el búho chico
la nutria de río , el cangrejo autóctono y poblaciones de una especie , la madrilla del Jucar
– Nutria . Se constata la presencia permanente de este mamífero semiacuático no solo en
el cauce principal del río, sino también en el conjunto de ramblas y afluente que drenan a este
RUEDA DEL CABRIEL
Antigua noria de la época árabe restaurada recientemente .Situada en el paraje llamado la rueda de Villamalea en las hoces del Cabriel.
Las Ruedas hidráulicas como motor en los molinos o para el riego es una de las grandes aportaciones de las civilizaciones romana y griega.
LOS CARCELES
Esta curiosa pedanía de los Carceles que estuvo a punto de desaparecer, está separada en dos partes por el mismo río Cabriel y pertenece cada una de estas partes a dos términos municipales distintos. Al término municipal de Villamalea (Albacete) y a Valencia por el término de Venta del Moro.
En 1927 cuando estos términos municipales de la Comarca de Utiel-Requena y sobre todo, en el territorio perteneciente a la meseta del Cabriel, fueron afectados por el proyecto que durante los tiempos de la dictadura de Primo de Ribera se inició. La construcción de una vía de ferrocarril, la de Utiel-Baeza, que supuso un importante aporte económico y de gentes a esta zona, pero antes de finalizar el proyecto, estalló la guerra civil y fue abandonado hasta la actualidad, en la que solo quedan vestigios y puentes medio erguidos, que no han realizado nunca su función para lo que fueron construidos.
Su historia comienza mucho antes que la de los ferrocarriles Valencia-Utiel (y después hacia Cuenca y Madrid) y el de Madrid a Valencia por Almansa.
El estudio del trayecto dio comienzo el 19 de julio de 1927 . Las obras comenzaron el mismo año, habiéndose decidido ya la terminal en Utiel. La parte más complicada del estudio fue la comprendida entre Casas Ibáñez y Los Cárceles por lo accidentado del terreno y por tener que atravesar después la zona de la Derrubiada , también difícil y áspera.
Se trataba de crear una gran línea transversal a la península que uniera Cádiz con Francia, evitando el rodeo por Alcázar de San Juan en las comunicaciones entre la Región Valenciana y Andalucía, mediante seis trayectos: el primero iba desde Jerez de la Frontera hasta Almargen (Málaga), aquí se unía mediante trazado paralelo a la línea de Andalucía hasta Linares y Baeza, de donde salía por Albacete hasta Utiel, y de aquí seguía hasta Teruel para llegar a Lérida por Alcañiz y por último, cruzar la frontera francesa hasta Saint Girons.
El tramo de Albacete a Utiel tiene 116 kms. y 250 metros, y sigue en líneas generales la carretera de Cuenca a Albacete hasta cerca de Villamalea, separándose de ella para salvar, con largos desarrollos el gran y profundo valle del Cabriel que cruza (por Los Cárceles) en la separación entre las provincias de Albacete y Valencia, siguiendo la dirección de Venta del Moro a Utiel. Dentro de nuestra provincia, estaba previsto en el estudio original, la construcción de un apeadero en Casilla de Moya y en el Cerrito, y estaciones en Venta del Moro y Los Marcos. Las obras de fábrica quedaron muy adelantadas, encontrándose completamente acabados 25 túneles y casi todos los puentes (excepto el del Rebollo) en el término de Venta del Moro, y totalmente abiertas las trincheras y explanadas de terrenos en todo su recorrido.
Precisamente en una de dichas trincheras, a 1,5 kms. de Venta del Moro, se ha hallado posteriormente, tras el abandono del proyectado ferrocarril, el yacimiento más importante de Europa de animales prehistoricos.
Los últimos años de la dictadura de Primo de Rivera fueron los de mayor aceleración en las obras, consiguiéndose una revitalización social y comercial en la zona, coincidiendo con el auge exportador de vinos, el desarrollo económico conseguido gracias a la puesta en servicio del ferrocarril Valencia-Utiel (en 1885) y el gran despliegue de carreteras vecinales y comarcales construidas.
Así pues, pronto vinieron «las vacas flacas» y a finales de 1930 empezaron a producirse los primeros paros parciales por falta de financiación. En noviembre de 1931 se despidió a la mitad de los obreros. En mayo de 1932 se suspendieron las obras por divergencias entre la compañía constructora y la Administración del
En cualquier caso, el abandono definitivo de esta línea, y la entrada en servicio de la continuación del ferrocarril de Utie1 a Cuenca y a Madrid, desde Valencia, hicieron que la estación de Utiel perdiera importancia, al no poder ser ya enlace con Andalucía y Aragón.
VADOCAÑAS
Se señalan algunas calzadas que hubieron de cruzar el Júcar y el Cabriel con la lógica construcción de algunos puentes, a lo que eran tan aficionados y consecuentes para completar sus vías o rutas en aras de su expansionismo. Uno de estos ramales nacía en la calzada principal en la antigua Segóbriga, siguiendo su dirección a Valeria y desde allá, hasta Iniesta (Egelasta) donde se bifurcaba este ramal en dos: uno, para seguir por la actual Manchuela hacía Casas Ibáñez y Jorquera; y otro, para seguir por Villarta hacia el Gabriel (Vadocañas) en dirección a las poblaciones romanizadas de Putiala (Utiel), Rocuna (Requena), hasta Valentía.
En Vadocañas se construyo su famoso puente (no el actual, que fue reconstruido hacia 1550 a expensas de Iniesta, por haber sido arrastrado el primitivo puente por una enorme riada). Este puente sirvió, tanto para comunicar y dar paso a huestes, trajinantes, arrieros y viandantes durante siglos, como para aprovecharlo después como paso de la tercia Real de La Mancha, en tiempos de la Mesta y posteriores. Y como camino entre Iniesta y Requena. Desde luego no se concibe la construcción de tan hermoso puente, de tan esbelto monumento práctico, en parajes casi agrestes totalmente, de no haber servido para algo importante y necesario.
Y de ello se desprende nuestra certeza de que, sobre este camino llamado «de herradura» habría, no muy lejos de él, se levantó una venta, posada o mesón. Lo que se llamó la «Venta del Moro»
ALGO SOBRE LA HISTORIS DE VADOCAÑAS
Dice el historiador Peñarrubia: Hay un puente hermosísimo de piedra en el término llamada Vadocañas, sobre el río Cabriel, que también se cree fue construido por los romanos: Según el historiador de Requena D.Rafael Bernabeu, el puente de Vadocañas fue destruido por una gran riada el día 1 de Agosto de 1540. «Es de un solo ojo que tiene 30 metros de luz y su longitud total es de 78 metros; la altura es de 30 metros y su anchura de obra de 6 metros. Realmente es muy hermoso y satisface su contemplación, sobre el río Cabriel, sitio que llaman de Vadocañas. Es magnífico y singular por su elevación, su anchura y por tener un solo ojo, de modo que se encontrarán pocos de sus circunstancias: desde la primera piedra de la superficie formar al medio círculo; y aunque dicho río es caudaloso y suele tener unas soberbias avenidas en todos tiempos de las ramblas que desembocan en su cauce cuando llueve o nieva, no ha hecho sentimiento alguno, jamás. El referido puente se construyó a expensas de esta villa y sus propios, y es camino muy pasajero, para Valencia principalmente de herradura»
Si a todo lo citado y trascrito anteriormente sobre Vadocañas y su puente, se añade la importancia que adquirió la llamada Vereda Real de la Mancha, que históricamente consta señalizada y detallada en su recorrido desde la Manchuela hasta San Juan de Requena, para unirse allí con la de la Serranía de Cuenca para continuar única hacia Valencia y su Reino está claro que por dicho puente trajinaron durante mucho tiempo arrieros, buhoneros, ganaderos, rebaños trashumantes, gentes de armas y caminantes en general. Se deduce igualmente que el camino de viajeros más corto desde Iniesta a Requena y viceversa, derivaba hacia la «Venta del Moro» lugar de descanso -como también lo era la venta de Vadocañas-para seguir marcha, claramente como vía de «herradura» hasta llegar a los lugares de mayor población y comodidades. Antiguo camino real de Valencia a Madrid por Vadocañas
El Puente de Vadocañas una de las joyas de la comarca. Este imponente puente de sillería con un gran ojo se ubica actualmente en el Parque Natural de las Hoces del Cabriel entre los términos de Iniesta y Venta del Moro sobre el río Cabriel que ejerce de divisoria de términos municipales y autonómicos.
El paraje de Vadocañas (“¿vado entre cañas?”) se ubica justamente a la salida de las Hoces, cuando el Cabriel ensancha su cauce y sus aguas se remansan.
El puente actual es de la época moderna (siglo XVI), con su perfil clásico de “lomo de asno”, elevado en su posición central. Sin embargo, sí que en época romana Vadocañas fue paso de una vía romana que conectaba Iniesta con Requena. Era una calzada de carácter secundario, pero estratégicamente importante ya que era un paso que conectaba la Meseta castellana con el Levante Mediterráneo por uno de los pocos tramos relativamente cómodos del siempre difícil río Cabriel. Esta vía secundaria romana tiene su origen en una anterior senda ibérica y posteriormente su trazado sería utilizado por la Cañada Real de La Mancha o San Juan que entra el término venturreño y en la Comunidad Valenciana por el propio puente en la actualidad. Esta misma cañada es la que cruza por San Juan y Requena y finaliza cerca de la Albufera de Valencia. El camino real que pasaba por Vadocañas era una de las vías utilizadas para comunicar Valencia con Madrid.
La Mancha y Andalucía conectaba Requena con Iniesta cruzando el Cabriel por el puente y realizando parada en la Venta del Moro. Este camino también era denominado “Camino de Monluengo” por la cercanía de su paso por el monte “Moluengo” en la Sierra de Rubial en el término de Villargordo justo en el linde con el de Venta del Moro. En el s. XVIII este camino estaba más utilizado por los viajantes el también antiquísimo camino que cruzaba por el Puente de Pajazo (actualmente bajo las aguas del Pantano de Contreras) Por tanto, Vadocañas fue una zona de paso del río utilizada desde la antigüedad, por donde transitaron personas, ganados y mercancías, la procedencia del tránsito era desde Toledo.
Existía una rivalidad en esta zona por el control del paso del Cabriel entre Requena (que controlaba el puente de Pajazo y la Puenseca) e Iniesta (que buscaba controlar el paso por Vadocañas), en el Puente de Vadocañas no había que pagar el pontazgo como sí ocurría en el Puente de Pajazo. El pontazgo era un tipo de peaje especial por el que se cobraba a toda persona, mercancía, ganado o carruaje que pasaba por un puente. Generalmente, para poder cobrar el pontaje debía existir una autorización o privilegio previo por parte del Rey o por el Señor de la localidad donde se ubicara el puente. Era uno de los derechos que solían dejar más ingresos para un concejo.
¿Dónde estaría enclavado el puente de madera que nos cita el documento? Se nos dice que en el paraje de Vadocañas, pero podría ubicarse en la misma situación que el puente de piedra actual o bien cercano, ya que el paso o vado también se podía realizar por donde está ubicada la propia Venta de Vadocañas, puesto que el terreno y el río lo permitía. Este segundo paso se ubica como unos 100 metros aguas abajo del actual puente.
Tras sucesivas riadas que se llevan el Puente de Pajazo (en la actualidad bajo las aguas del Puente de Contreras),
PINTURAS RUPESTES, HOZ DE VICENTE
El abrigo pintado de La Hoz de Vicente (Minglanilla, Cuenca)
El abrigo de La Hoz de Vicente, también conocido como La Rambla de Mateo, fue descubierto por don Vicente Malabia, cura-párroco de Villapardo y Villarta, junto con algunos jóvenes del primer pueblo, el 1 de mayo de 1987.
La Hoz de Vicente se localiza en el extremo Nororiental de La Mancha
. Esta zona linda por el norte con La Serranía de Cuenca, en la que hasta ahora se localizaban la totalidad de representaciones rupestres de la provincia, y por el este con la comarca valenciana de Requena-Utiel, donde no conocemos la existencia de manifestaciones artísticas de este tipo.
La topografía de la zona es accidentada. La planicie manchega llega a su fin de forma brusca en la hoz del río Cabriel, cuyas lisas paredes profundizan el nivel del cauce hasta unos 100 m. Más hacía el oeste la Sierra de Rubial separa esta zona de La Plana de Utiel. Son terrenos de calizas miocénicas con horizonte de humus muy poco desarrollado ‘^ conFig. 1. Situación de las estaciones rupestres en la provincia de Cuenca. 1. La
Hoz de Vicente; 2. Villar del Humo; 3. La Peña de Aldebarán; 4. El Covacho de Las Pintas.
Una vegetación de piso mesomediterráneo . Su climatología es mediterránea
genuina, moderadamente cálida seca, de inviernos frescos
El abrigo de La Hoz de Vicente se halla en el término municipal de Minglanilla. Se localiza en la margen derecha del rio Gabriel, en la rambla de Mateo, en las coordenadas U.T.M. 627.9 y 4371.7, a 550 m de altitud Se trata de una enorme oquedad orientada al sur a unos 20 m por encima del arroyo y a unos 100 m del cauce del rio
Presenta unas dimensiones aproximadas de 50 m de largo por 13 m de
ancho y conserva todavía restos de un muro de lo que debió ser un corral de ganado. La coloración oscura del terreno y los restos materiales parecen indicar la presencia de un yacimiento arqueológico en este lugar que, por la tipología de las cerámicas encontradas, podría datarse en la primera Edad del Hierro «, aunque algunas piezas lítícas hagan
pensar en momentos anteriores. Sin embargo, hallazgos de útiles de sílex en otras cuevas no muy lejanas datadas en la segunda Edad del Hierro ‘» permiten suponer también para éstos una cronología coetánea a los restos cerámicos.
DESCRIPCIÓN DE LAS PINTURAS
Se distinguen dos grandes zonas de pinturas, la que se sitúa en el abrigo propiamente dicho zona A y la localizada en una pared vertical a 20 m al oeste de la primera y orientada 150° al SE, semioculta por un derrumbe de grandes piedras (zona B). Cada una presenta diferentes problemas de conservación. La zona A se halla gravemente deteriorada por el ennegrecimiento de la pared resultante de las hogueras realizadas por los pastores. Esta es la razón por la que las representaciones se han conservado sólo en los lugares más verticales, donde el humo no incide directamente. En la zona B el deterioro viene dado fundamentalmente por el lavado o degradación de los pigmentos, producido por agentes externos y por problemas inherentes al soporte rocoso: escorrentías del agua de lluvia que ha solidificado en forma de precipitaciones
de carbonato calcico y otras concreciones calcáreas provocadas porf’iQ. 4. Croquis de planta y secciones del abrigo, con situación de los motivos.
Las secciones A, B, C, D, E, F y G, indican la localización de los motivos de la
fig. 4.1, fig. 4.2, Fig. 5, fig. 4.5, fig. 8, fig. 6 y fig. 7 respectivamente.
En la zona A se distinguen varios grupos que mantienen una homogeneidad temática, técnica y estilística. Todos ellos están realizados con un estilo naturalista, aunque en algunos se observan rasgos que revelan un cierto esquematismo. El conjunto presenta un color rojo vinoso. El tema predominante es la caza, representado por lo menos en dos ocasiones.
Los escasos restos de ciervos que asimismo se conservan en el panel y la representación aislada de algún animal más completo, no nos permite asegurar la existencia de más escenas de este tipo, aunque el «ambiente» cinegético y la preocupación por la fauna salvaje resulta innegable En el extremo izquierdo del abrigo a unos 60 cm del suelo actual, aparece representado un cuadrúpedo que interpretamos como una cabra,
cuya cornamenta se traza mediante líneas rectas (fig. 5: 1). Presenta una conservación deficiente de la cabeza. Sobre ésta pequeñas manchas nos indican que tal vez poseyera, en su origen, una cornamenta más desarrollada.
Su color es rojo y sus dimensiones son 10 cm de alzada y 11 cm de anchura . A su izquierda, y unos centímetros más abajo, se observa una mancha indeterminada de 2,8 x 7 cm del mismo color.
A 1,80 m hacia la derecha y a unos 50 cm del nivel de base, se encuentra el primer grupo propiamente dicho, formado por dos figuras, un ciervo y un arquero. La primera (fig. 5: 2) es de estilo naturalista y estilizada.
Presenta una gran cornamenta y levanta las patas delanteras en actitud dinámica, ofreciendo éstas un tamaño muy reducido en comparación con lo voluminoso del cuerpo del animal, aunque esta desproporción no disminuye la armonía de la representación. Muestra un color granate algo diferente al resto de las representaciones, siendo su tonalidad más oscura. Sus dimensiones son de 7 x 24 cm. Su conservación es deficiente, al encontrarse bastante diluida la pigmentación de la parte posterior del animal. Frente a éste se encuentra una figura humana más estilizada e idealizada (fig. 5: 3), armada con un gran arco de curvatura poco pronunciada y dirigiendo una flecha hacia las patas del animal.
Dos trazos que parten de la línea vertical que forma el tronco de la figura y que se unen en su extremo, podrían interpretarse como un carcaj.
Además parece observarse que el individuo lleva una especie de «bolsa» (?) junto a las piernas. Su color es idéntico al del ciervo y sus dimensiones son de unos 11,5 x 5,5 cm
(fig. 6). Junto a estas dos representaciones se observan manchas indeterminadas de pintura a derecha e izquierda, e incluso debajo del ciervo. La de mayor tamaño se localiza a 6 cm a la izquierda del arquero y constituye un motivo formado por una línea vertical
de unos 4 cm de largo que en su extremo superior se remata con un pequeño trazo horizontal hacia la derecha y en el inferior con otro recto y perpendicular al eje vertical. La anchura del trazado es de unos 29 cm y su color similar al de los dos motivos descritos.
A un metro a la derecha se encuentran restos de un ciervo y a otro metro más a la derecha se localizan tres barras y varios trazos indeterminados. Al otro lado del muro del corral derruido y a 1,36 m del suelo, aparece un conjunto formado por un ciervo seminaturalista rodeado por dos arqueros de estilo bastante esquemático , todos con el mismo tono rojo vinoso.
La primera figura, de unas dimensiones de unos 29 x 40 cm, muestra una gran cornamenta bastante bien conservada, mientras que el cuerpo del animal está afectado por la pérdida de pigmentación, desprendimiento de la superficie rocosa y la existencia de concreciones calcáreas.
Presenta un cierto dinamismo reflejado en el movimiento de avance de sus patas, en las que se detallan las pezuñas. Es interesante resaltar cómo el autor aprovecha cierta oquedad en el relieve de la roca para marcar el volumen del cuerpo del animal. Conserva un tono rojo vinoso que se oscurece en la parte trasera. El animal agacha la cabeza y la dirige hacia un primer arquero situado a unos 6 cm a la derecha.
Éste se halla constituido por una fina línea vertical que presenta un ligero ensanchamiento en el extremo superior para indicar la cabeza, y una bifurcación de su extremo inferior, con trazos más delgados, a modo de piernas en ángulo. Éstos se rematan con lineas cortas y horizontales que indicarían los pies en posición de avance, detallando en uno
de ellos tres dedos. Del torso parte un tramo semicircular que interpretamos como un arco, cuya cuerda estaría representada por una línea vertical paralela a la del tronco del arquero. Este arco está atravesado por dos líneas perpendiculares, de las que la inferior señalaría el brazo izquierdo sujetando el arma y la superior plasmaría el brazo derecho sosteniendo la flecha que se dirige hacia el ciervo, y en cuya punta se dibujan tres trazos cortos. Las dimensiones de esta figura son de unos 23,5
X 15,5 cm . El segundo arquero, de dimensiones (25 x 12 cm) y color semejantes al anterior, se sitúa a 38 cm a la derecha del animal. Su constitución es muy similar a la del primero, aunque éste dirige su flecha hacia los cuartos traseros del cuadrúpedo. El estado de conservación de esta figura humana es deficiente dado lo perdido de los trazos que la constituyen. El grupo forma una composición simétrica en la que el eje central es el objeto de caza, un ciervo de bastante edad a juzgar por lo desarrollado de su cornamenta.
A 65 cm a la derecha de este conjunto y a 1,15 m del suelo se hallan los restos de una nueva cornamenta de un ciervo (fig. 5: 6), bajo la que se observan algunos restos poco definidos de pintura que corresponderían al cuerpo del animal. Su color es rojo vinoso
En el extremo derecho de la zona A, a unos 13 m del anterior motivo y a 1,30 m del suelo, se observan los restos de un animal (ciervo o cabra) del que sólo se han conservado los cuartos traseros, indicando las patas con pezuña y el rabo (fig. 5: 5). Esta figura presenta unas dimensiones de12 X 12 cm.
Las pinturas de la zona B se sitúan sobre una pared vertical de unos 10 m de alto y 5 m de ancho, orientada al SE y de aspecto liso. Como en la zona A, el color predominante de las pinturas es el rojo vinoso. Sin embargo aquí no se observa la mismo homogeneidad de estilos, puesto que se combinan las figuras de estilo naturalista con las de tendencia
esquemática y las claramente esquemáticas. La temática también presenta una mayor variedad, aunque faltan las escenas de caza mayoritarias en la zona A. En la descripción se sigue en lo posible un orden de izquierda a derecha y de arriba a abajo.
En el primer grupo de motivos (figs. 9 ) destacan dos grandes figuras humanas de estilo naturalista de desigual conservación, cuya relación parece indudable. La de mayor tamaño (fig. 9; 1) (49 x 22 cm) presenta un trazo vertical que se ensancha en su extremo superior para indicar el torso triangular. Sobre él se representa la cabeza en la que se
detallan varios trazos rectos y oblicuos que se podrían interpretar como cabello, penacho u otro tipo de tocado. El brazo derecho del sujeto forma un arco semicircular que pasa por encima del tronco a la altura de la cintura, mientras que el izquierdo, muy incompleto y en el que se detalla la mano, sujeta un arco, del que sólo quedan algunos trazos. Estos son
suficientes para poder apreciar sus grandes dimensiones, que igualarían en altura a las del individuo. De las piernas sólo quedan restos de una linea vertical prolongación del tronco. Su color es rojo vinoso en lo que se asemejan al resto de los motivos del panel, salvo las excepciones que detallaremos. A un par de centímetros a la izquierda se
localiza el segundo personaje (fig. 9; 2), del que se han conservado la cabeza, que parece tocada con un penacho, y algunos restos poco definidos del tronco y brazos cuyas dimensiones son 29 x 9 cm. A esta figura parece asociarse un conjunto de lineas convergentes que se sitúa entre ambas representaciones humanas y que interpretamos como un haz de flechas que portaría este segundo individuo. Nos hallaríamos así ante un
arquero principal y su acompañante porteador. Se superpone a la última representación descrita un motivo antropomorfo de estilo netamente esquemático de trazo mucho más grueso, de 19 x 12 cm (fig. 9; 3). Está constituido por un eje vertical que hace de cabeza, tronco y sexo, interrumpido arriba y abajo por trazos en arco indicando brazos y piernas. A
la derecha del arquero se ubican dos nuevos antropomorfos similares al descrito pero incompletos (fig. 9: 4), de 7 x 9,5 y 13 x 17 cm respectivamente.
También superpuesto, pero ahora sobre el extremo inferior del arquero, se encuentra una pequeña figura esquemática antropomorfa de tipo cruciforme (fig. 9: 5), indicando las piernas con un trazo horizontal y una cabeza circular en la que sólo se perfila el contorno. Sus dimensiones son unos 7,5 x 6 cm y su color, muy oscuro, se aproxima al negro.
190A 22 cm a la derecha del arco antes mencionado aparecen restos de pintura de un grueso trazo vertical del que parte a la derecha un tramo semicircular formando un espacio interior ovalado de unos 13,5 x 15,5 cm (fig. 9: 6). Bajo esta figura, y a su derecha, se observan algunas pequeñas manchas de trazo curvo.
A algo más de medio metro de la figura anterior y a 1,28 m del suelo se encuentra un conjunto de motivos en los que se evidencia la superposición de figuras (figs. 11 y 12). Parecen ser de un primer momento los numerosos restos de pintura dispuestos en pequeñas agrupaciones verticales que en ocasiones podrían corresponder a antropomorfos, de un tamaño aproximado de 20 cm de longitud y 3 ó 4 cm de anchura. A algunos de estos motivos se superponen dos (fig. 11; 1) de las nueve figuras masculinas del tipo de brazos y piernas en arco, de 11 x 5 cm de tamaño medio y un único posible zoomorfo (fig. 11; 2), de 10 x 3,5 cm, motivos que se distribuyen por todo el panel.
El estado de conservación de este grupo es variable ya que el friso está muy afectado por las concreciones calcáreas y alguna de las figuras muestran repiqueteados de origen antrópico. En general mantienen una coloración en rojo vinoso oscuro
A unos 10 cm bajo las dos grandes figuras naturalistas ya descritas se localiza un conjunto de diez (quizá once) figuras antropomorfas masculinas esquemáticas alineadas horizontalmente (fig. 9: 7). Todas presentan dimensiones (unos 10 x 2,5 cm), estilo y técnica similares, en las que se destacan la representación de detalles anatómicos, como los dedos de los pies y tocados sobre la cabeza. Algunas mantienen los brazos alzados
y flexionados en posición de orante, llegando casi a entrelazarse. La primera de ellas parece portar un objeto alargado formado por tres finas lineas, quizá un arco o un bastón de color más claro, y a su izquierda se localizan cuatro barras más gruesas, acaso restos de otras figuras humanas.
A la derecha de la última unos trazos podrían corresponder a una nueva figura antropomorfa sobre la que se dibuja un pequeño motivo pectiniforme, quizá una zoomorfo, de unos 2,5 x 3 cm (fig. 9; 8).
Bajo la línea de antropomorfos se localizan restos de cinco nuevas figuras humanas (fig. 9: 9). Dos de ellas muestran sendos tocados, uno en forma de penacho y otro de «boina», de 10 x 3,5 y 6,5 x 3 cm respectivamente.
Dado el carácter incompleto de las figuras, no queda claro, salvo en un caso, su adscripción sexual. El conjunto contiene además varias manchas de pintura, que proliferan sobre todo el extremo derecho, en el que se observan digitaciones y varios serpentiformes o restos de ellos de 1 ó 0,5 cm de grosor y 12 ó 9 cm de longitud (fig. 9; 10).
Desgraciadamente las concreciones calcáreas han cubierto la mayor parte de este grupo de pinturas, por lo que su lectura resulta problemática.
A unos 30 cm bajo el grupo de antropomorfos alineados se encuentran varias siluetas aparentemente inconexas de marcado estilo esquemático.
Destacan dos representaciones pectiniformes, posiblemente zoomorfos, de 3 X 5 y 10 X 2,5 cm cada una (fig. 9: 11). Además se observan un antropomorfo masculino del tipo de brazos y piernas en arco, de 7 x3,5 cm (fig. 9: 12), un ramiforme, de 5,4 x 3,4 cm (fig. 9: 13), varios trazos ondulantes o serpentiformes (fig. 9: 14), barras y restos indeterminados.
Bajo un saliente de la roca, a 60 cm bajo la línea de antropomorfos descrita, se representa una escena (figs. 13 ) en la que un conjunto de al menos trece cuadrúpedos de cuerpo lineal y cuernos y patas en perspectiva ligeramente torcida, que definiríamos como cabras, de los que el mayor mide unos 5,7 x 9,5 cm (fig. 13: 1), siguen a una figura
humana tocada con penacho (fig. 13: 2), de unos 7,5 x 3 cm. A 10 cm a la derecha se dibuja una complicada silueta (fig. 13: 3). Parece tratarse de una figura antropomorfa, de 7 x 7 cm, tocada con grandes cuernos, que sujetaría con su mano derecha un serpentiforme. Lamentablemente la parte inferior de la figura no queda muy bien definida debido a su mala conservación, pero se observan varios trazos ondulantes.
Bajo esta figura todavía se observan manchan indeterminadas y lo que parecen dos zoomorfos (el más evidente con dimensiones de 2 x 3,5 cm (fig. 13: 4) y dos antropomorfos de 5 x 3,5 y 6,3 x 2,8 respectivamente (fig. 13: 5). A su izquierda y bajo el rebaño descrito se halla una representación de interpretación dudosa y tendencia poligonal, de unos 4,3 x 4 cm, a la que se asocia un cuadrúpedo de unos 3 x 5 cm (fig. 13: 6).
Bajo estos motivos encontramos una mancha indeterminada de 3 x 7,5 cm y forma triangular(fig. 13: 7).
Quedan por describir unas figuras (fig. 9: 15) situadas en el extremo superior izquierdo de todo el conjunto de representaciones de la zona B.
Si lo hacemos en último lugar es por parecemos que su cronología es mucho más reciente. Se representan con fino trazo y un color negro similar al producido por un lápiz de grafito, un conjunto formado per dos antropomorfos, un zoomorfo, líneas en zig-zag y varios signos, todos ellos de reducido tamaño y de marcado estilo esquemático.. EL ABRIGO DE LA HOZ DE VICENTE EN EL CONTEXTO
PENINSULAR
El abrigo de La Hoz de Vicente contiene más de un centenar de representaciones
rupestres que muestran diferentes estilos y temática, aunque una similar «técnica pictórica». Todas las figuras se han realizado con tintas planas y son monocromas, predominando el color rojo vinoso.
Se han aprovechado las zonas verticales para su plasmación, característica más marcada en la zona A, donde sólo se observan pinturas en los escasos sitios donde la roca cumple este requisito, aunque el ennegrecimiento del resto del panel debido a las hogueras realizadas por los pastores podría ocultar otros motivos situados en planos oblicuos.
Se distinguen varios estilos; naturalista, naturalista-estilizado, semiesquemático y esquemático, que no se reparten de forma homogénea en las dos zonas, ya que los dos primeros se localizan en la zona A, y los dos últimos son mayoritarios en la B .
Los temas representados son antropomorfos, zoomorfos y otras figuraciones más abstractas. Los motivos antropomorfos se plasman con diferentes estilos, desde el naturalista hasta el esquemático. La mayoría presentan el atributo sexual masculino, sin que podamos asegurar que las figuras afálicas sean representaciones femeninas. En la zona A se localizan tres arqueros (fig. 5: 3 y 5), todos ellos en disposición de disparar,
pero sólo uno de ellos ofrece un estilo naturalista estilizado. Éste porta un elemento sobre su espalda para el que no conocemos paralelos en la Península Ibérica.
Los antropomorfos de estilo naturalista localizados en la zona B son dos. Son éstas las figuraciones de mayor tamaño de todo el conjunto (fig. 9: 1 y 2). El arquero tiene su paralelo más cercano por la forma de su arco y el modo en que lo sujeta
ALGUNAS CONSIDERACIONES RESPECTO A LAS
REPRESENTACIONES PICTÓRICAS DEL ABRIGO DE LA HOZ DE
VICENTE
Partiendo de la base de que el arte que contiene el abrigo de La Hoz de Vicente representa una facies avanzada dentro del arte postpaleolítico, creemos que por sus características cabe plantearse una serie de consideraciones.
Las sociedades prehistóricas del Noreste de la Meseta Sur no se presentan a lo largo de su historia homogéneas, sino más bien al contrario, muestran unos cambios trascendentales en sus sistemas socio-económicos, ideológicos, culturales y políticos.
Las representaciones rupestres naturalistas, las más antiguas e infrapuestas en algún caso a las esquemáticas, comienzan con la aparición del modo de vida campesino. El primer contraste a subrayar será por tanto la representación mayoritaria (y en el abrigo de La Hoz de Vicente exclusiva) de actividades cinegéticas, en un momento en el que su importancia se halla en regresión con respecto a la agricultura y a la ganadería, y el mayor detalle y naturalismo con el que se tratan las figuras animales frente a las humanas, realizadas con estilos tendentes a la idealización o a la esquematización.
Quizá la explicación al problema del origen de este arte se halle en verlo, como «resultado de un conflicto de competencias territoriales, económicas y socioculturales insostenible, entre dos modos de producción opuestos, definidos respectivamente por los grupos de cazadores- recolectores de filiación epipaleolitica por una parte y las comunidades productoras de alimentos por otra» «‘. Sin embargo, interpretar el arte rupestre sólo como expresión de un conflicto impide entender su continuidad y transformación hacia un mayor esquematismo en momentos posteriores como en la Edad del Bronce, en los que es difícil pensar en la perduración de sociedades cazadoras-recolectoras, por lo menos en el área que nos ocupa ».
Es en este último periodo cuando las comunidades se sedentarizan y se agrupan en torno al mundo doméstico, lo que se correlaciona con los nuevos temas representados. En éstos, la figura humana cobra mayor importancia, aunque ahora se halla despojada de los trazos que la individualizaban, se concibe como un elemento más dentro de un grupo. En este «último» estilo aparecen por fin reflejadas las actividades económicas que, aún habiéndose practicado en la fase «previa», hasta este momento habían sido ignoradas en las representaciones rupestres.
En «ambos» momentos las pinturas rupestres se desenvuelven fuera del centro habitual de habitación, centrado éste en la aldea y en su área de captación más inmediata, donde se regulan las manifestaciones artísticas cotidianas «. Las representaciones se encuadran por lo tanto en un ámbito natural y salvaje, en el mundo externo. Este contexto no doméstico puede ser la clave que justifique la falta aparente de orden, de gramática
compositiva en el conjunto del panel.
El análisis del conjunto de la «obra» permite destacar que, pese a que los motivos en él inmersos provienen de sociedades que pintan en distintos estilos, conviven en un mismo abrigo e incluso en un mismo panel «ambos» tipos de figuraciones, lo que parece indicar una pervivencia de un cierto sentido especial del lugar, sentido que a lo largo del tiempo
sufre, sin duda, pequeñas pero continuas transformaciones. Asi a las representaciones
iniciales naturalistas del abrigo de La Hoz de Vicente se añaden otras que tienen en cuenta para su ubicación, desarrollo y composición a las primeras. Se establece de esta manera una relación escénica entre ellas, multiplicándose las posibilidades de lectura, y por lo tanto modificando el significado inicial del panel y de todo el lugar. Este proceso de interrelación parece influir incluso en el estilo de las tardías, que, condicionadas por la tradición artística anterior, abogan por un mayor dinamismo y detalle en las representaciones esquemáticas, un menor número de signos y abstracciones y un carácter narrativo más acentuado lo que es habitual en el arte esquemático. Las representaciones de La
Hoz de Vicente son huella de la transformación gradual y continua de las sociedades en un lapso amplio de tiempo en el que se produce el cambio trascendental que supone el abandono del Paisaje Salvaje y la adopción del Paisaje Campesino .